La presentación tiene varios ritmos musicales, con un acento flamenco muy adecuado y una letra muy gaditana, como es habitual en el autor. “Aquí otra vez me tienes y vengo a fuego vivo, quémame si quieres, quémame contigo”, rima la potente presentación.
El pasodoble, es sin duda la gran estrella de esta comparsa. Con un ritmo siempre in crescendo, una velocidad que se queda grabada rápidamente. Las letras son palabras mayores: Martín le canta al Falla y le canta a la copla del carnaval, que “es algo que se improvisa, como un beso, una caricia que a una novia se le da“. La letra dedicada a su hija es muy especial., pues se trata de un pasodoble que se cumplió 11 años después, cuando la hija de Martín participó en el popurrí de los Héroes del 3x4. “Guardo los fracasos, entrañitas mías, para cuando juntos los dos, vivamos los carnavales” rezaba la letra. La música es de una dulzura inigualable y la afinación de la agrupación casi perfecta.
El cuplé está a la altura del resto del repertorio de una comparsa que mantiene el estilo hoy día. Y el estribillo, con el clásico “tira juanillo por el patinillo”, también con ese ritmo picadito que tan bien suena. En el popurrí, el nivel de las letras decaen algo, pero no el musical. “Al alba, en esa fragua, arden tus entrañas, bajo el mar de tu Bahía., despiertan tus aguas al nacer el día”.
Sin duda una de las grandes comparsas de la historia. Quizás la que más, al menos hasta Los Piratas de Martínez Ares. Toda una obra de arte desde el primer compás hasta el último. Se hace difícil no enamorarse de A fuego Vivo. Nos guste o no el estilo de Antonio Martín.