El Carnaval de 1986 será recordado por el cajonazo a Los
Cubatas. Pero ese mismo año una chirigota protagonizó una polémica muy
llamativa. Con letra y música del periodista Javier Osuna, Los Tontos de
Capirote, debido a la ironía del tipo, fue censurada en la radio y ocasionó
malestar en el bando más religioso de Cádiz.
Como el propio autor argumenta en su libro 'El periodismo en
tiempos de Carnaval', la Cadena COPE había anunciado ya que no permitiría la
retransmisión de una agrupación que se mofaba de la religión. Tanto es así que
durante su actuación un "fallo técnico" permitió censurar a la
chirigota, a la postre finalista, logrando un tercer premio.
En su pase de preliminares, incluso, un fuerte dispositivo
policial rodeó el Teatro Falla y los asistentes tenían que enseñar sus
pertenencias a la Policía, ante el rumor de que cierto sector del público
lanzaría tomates y otros artículos a la agrupación.
Con un disfraz sencillo, el primer pasodoble de la final lo
dedican al propio cajonazo de Los Cubatas. El grupo no canta excesivamente bien,
pero lo atrevido del tipo (por aquellas época) era suficiente. El segundo es
para la gaditana, muy irónico también. Musicalmente, es curioso que se toque el
pito antes del trío.
Según narra y demuestra el propio Osuna en el citado libro,
un miembro del PP propuso a Carlos Díaz durante un Pleno del Ayuntamiento
impedir que la agrupación pasara a la final, instándole a meter mano en el
jurado. El acta de dicho pleno lo corrobora.
"Si nos gustan las navidades somos tontos de
nacimiento, y tontos de capirote si por abril nos gusta el incienso", dice
el estribillo, con el que engarzan cuplés normalitos, pero con la misma carga
de ironía que en el resto del repertorio. El segundo, en el que comparan a la
Iglesia con una multinacional, también suscitó quejas por parte del consejo de
cofradías de la ciudad.
En lo que respecta al popurrí, es una crítica continua a los
personajes que rodean a la Semana Santa y a la Iglesia en general,
"arriba, abajo, estos curas viven del carajo" dicen en él.
Una chirigota que a pocos dejó indiferente y que causó
quebraderos de cabeza al poder. El hecho de que coincidiera con uno de los
mayores cajonazos de la historia, le condenó al olvido con el paso de los años.
Pero Los Tontos de Capirote no tienen desperdicio.