viernes, 8 de abril de 2011

El Espíritu de Cádiz

Merecido primer premio el de Tino Tovar el pasado concurso, un autor que año tras año nos sorprende con algo nuevo sin perder ese “sello” de dulzura en sus comparsas. Infravalorado no pocas veces, hacía ya 6 años que no lograba alcanzar el máximo puesto en la final, concretamente desde el 2005, con El Espíritu de Cádiz.

Comparsa espectacular, representan el espíritu de los gaditanos.”Que no olvidemos nunca este nuestro espíritu”. La puesta en escena no tiene pérdida: presentación en penumbra donde poco a poco se logra distinguir 15 sombras balanceándose, o al menos eso nos hacen creer los jirones del tipo, ayudados por las alzas de los zapatos. “Yo soy la luz que te despierta en tu ventana”. Durante el transcurso de la actuación se logra avistar el maquillaje, de fantasía, que junto con el juego de luces ayuda a crear ese aire fantasmagórico. El conjunto de voces, dirigidos por Ángel Subiela, hicieron el resto.

Para ese año, se sumó Fali Figuier de contralto, conformando un grupo donde ya encontrábamos, entre otros, a Kike Remolino, Dani Obregón junto con su hermano, Ramón, y Carli Brihuega, quien no se vió acompañado ese año en las tablas por su hermano, Eduardo.

La música es una maravilla, en la línea de Las Estaciones. La temática de los pasodobles es muy variada: desde un homenaje a Pedro de Los Majaras hasta la reivindicación de la actitud de los homosexuales de hoy día, que se ponen en ridículo sin acordarse de los que tuvieron que vivir en tiempos de la dictadura. Pero sin duda, me quedaría con Si no es contigo, bajo mi punto de vista, el mejor pasodoble al amor escrito hasta la fecha. También fue muy emotivo el pasodoble homenaje a Carlos Brihuega, encontrándose su hijo, Carli, entre los componentes.

De los cuplés no se puede decir tanto como de los pasodobles, aunque cumplen con el público, algunos incluso de manera notable. Pero si hay algo por lo que merece la pena escucharlos una y otra vez, es por el estribillo: “me he quedao en este mundo solamente para verte…” Precioso, para enamorar a quien lo escuche.

El popurrí es una sucesión de cuartetas donde reivindican que se recupere el espíritu del Cádiz de antaño. Son la voz de la Tacita, a la que “le duele el alma y se avergüenza de la vida de sus hijos, que olvidaron lo que eran”. La dulzura de la música no se ve interrumpida en los momentos de duras críticas, en los que se vuelve solemne y las voces quedan encargadas de lo demás. “¿Quién te tiene atadas las manos?”. Cada cuarteta tiene su significado, no deja de ser un discurso cantado. “¡Qué iba a ser de Cádiz sin los gaditanos!”

No se me puede pedir objetividad con esta comparsa, no en vano está entre mis favoritas: me enamoraron con su letra, y con ella, de la mano de Tino y del Carli, nació mi afición al Carnaval.




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