Volviendo diez años atrás, rememoramos un coro con uno de los tipos más trabajados de la década en la modalidad : Los desoterraos. Viniendo de ganar un primer premio con La cuesta de jabonería, Rafael “Fali” Pastrana lograría repetir hazaña, superando a La Tregua de Julio Pardo. Denotar que este año el autor, además de traernos su coro La Madrugá, participará en el regreso de la comparsa de los gitanos- El cante de los puertos- siendo su nuevo letrista.
Pero volvamos al año 2000. Estos desoterraos son ni más ni menos que momias recién salidas de las obras que estaban siendo realizadas en la ciudad. Pero no son momias del tipo No somos nadie. Éstas, armadas con lanzas y escudos, dan lugar a una puesta en escena terrorífica donde bien podría ambientarse cualquier fiesta de Halloween. No en vano, consiguieron La aguja de oro.
“¡Libéranos, oh Señor, condúcenos a la libertad!” Así comienzan su presentación, con las luces apagadas donde sólo se distingue un sarcófago en el centro del escenario. La música, parte de la B.S.O del Príncipe de Egipto, junto a las solemnes voces forman un conjunto muy equilibrado que logra impactar al espectador.
Antes de comenzar los tangos, se abre el sarcófago en cuyo interior encontramos a otro componente que se une a la actuación. La música es una maravilla, en algunos puntos bastante mejor que la letra. Temas como la crítica hacia los coristas que no se mojan con sus letras o las torres miradores son de lo más destacado.” Y acarician el poniente en noches donde el relente regala besos de sal”. Sin duda, para mí los tangos son una de las razones por las que este coro ganó 'de calle' por más de 40 puntos de ventaja.
Cuplés graciosos, bien interpretados a pesar de lo complicado del tipo, rematados con un buen estribillo: “polvos por aquí, polvos por allí,… y siempre caen algunos más en el Carnaval”.
El popurrí no defrauda en ningún momento al aficionado. Contundencia de voces para defender un repertorio propio de estos guerreros recién desoterrados. Todo acompañado de esa maravillosa melodía a la que Kiko Zamora nos tiene acostumbrados en sus coros. Quieren redescubrir cada rincón de su ciudad, por la que no van a dejar de seguir luchando. “¡Camina tierra mía camino de la eternidad!”
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