Leído el nombre, poco más hay que decir del tipo. Estos señores van de gordos, de lambuzos de todas las edades y clases sociales (del garrulo al ricachón). En una semana en la que el Yuyu ha anunciado que no saldrá el año que viene, porque necesita descansar y “porque estoy harto de tanta mierda en el Canaval”, repasamos una de sus chirigotas más olvidadas. “Me lo como to, lo mismo el jamón serrano que el pellejo del salchichón”, así comienza la presentación. A estos gorditos, con una talla 202, no les importa comer, cuando están esmallaos, “un perrito caliente que dos gatitos templaos”.
El pasodoble, como es habitual en las chirigotas del Yuyu y Sánchez Reyes, es el punto fuerte de estos rebañaores. Le cantan a su hijo, que quiere ser futbolista pero no para de comer o los animales de los documentales. Mucho ingenio el de la chirigota, pero aún no llegan al surrealismo que alcanzarían años después con Tampax Goyescas o los Rockeros de la Puebla.
Los cuplés de esta chirigota que se quedó en semifinales, sin llegar a sacar la carcajada, son alegres, predominando el bastinazo. Las música es muy chirigotera, bastante clásica pero siempre con el estilo del Yuyu. El estribillo es otro gran punto: “Tengo un cuerpo danone, como ustedes veréis, tengo un cuerpo Danone, pero en cajas de seis”.
El popurrí vuelve a bajar un poco el nivel. Lo mejor, el inicio. Con música de Félix Rodríguez de la Fuente, se oye un aullido y el Yuyu dice “El Lobo, qué buen turrón”. A partir de ahí, con ciertos altibajos, los gorditos cuentan sus hazañas, tanto en tareas de condumio, como en sus misiones acostados en el sofá.
La chirigota no está a la altura de las que han sacado estos autores a lo largo de los años. Pero aún así dejan una agradable sensación en el espectador y probablemente otro año se hubieran metido en la final (en 1.999 estaban Los Yesterday y Los Pofesionales). Se echarán mucho de menos las coplas de estos chirigoteros cuando se acerque el Carnaval.
El pasodoble, como es habitual en las chirigotas del Yuyu y Sánchez Reyes, es el punto fuerte de estos rebañaores. Le cantan a su hijo, que quiere ser futbolista pero no para de comer o los animales de los documentales. Mucho ingenio el de la chirigota, pero aún no llegan al surrealismo que alcanzarían años después con Tampax Goyescas o los Rockeros de la Puebla.
Los cuplés de esta chirigota que se quedó en semifinales, sin llegar a sacar la carcajada, son alegres, predominando el bastinazo. Las música es muy chirigotera, bastante clásica pero siempre con el estilo del Yuyu. El estribillo es otro gran punto: “Tengo un cuerpo danone, como ustedes veréis, tengo un cuerpo Danone, pero en cajas de seis”.
El popurrí vuelve a bajar un poco el nivel. Lo mejor, el inicio. Con música de Félix Rodríguez de la Fuente, se oye un aullido y el Yuyu dice “El Lobo, qué buen turrón”. A partir de ahí, con ciertos altibajos, los gorditos cuentan sus hazañas, tanto en tareas de condumio, como en sus misiones acostados en el sofá.
La chirigota no está a la altura de las que han sacado estos autores a lo largo de los años. Pero aún así dejan una agradable sensación en el espectador y probablemente otro año se hubieran metido en la final (en 1.999 estaban Los Yesterday y Los Pofesionales). Se echarán mucho de menos las coplas de estos chirigoteros cuando se acerque el Carnaval.
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