Aprovechamos el nuevo fichaje de "EMI" gel grupo Decai, por la comparsa de Joaquín Quiñones para recordar una de las tantas agrupaciones que ha escrito uno de los autores más importantes e inextinguible del Carnaval. Con la base del grupo que lleva acompañando a Quiñones desde hace casi 20 años (Ramoni, Faly Mosquera, el Tato a la guitarra), el Baratillo tuvo que lidiar en una gran final con agrupaciones históricas como Los Piratas, El Cielo de Cádiz y Patiovecino. Y no es de extrañar que el Baratillo quedara la última de las cuatro (4º premio), pues no se trata de la mejor comparsa de Quiñones y aquellos eran rivales de otro nivel.
La presentación se arranca a media luz con un cante flamenco (desconozco el palo) y una piconera que comienza a hablar con uno de los baratilleros. Hoy día ya no se pueden ver a los postulantes interactuar con los miembros de las agrupaciones.
"Tengo cañas del país tostá de soles, jartitas de ronerar con los balcones", así reza la letra, la música es de una melodía muy dulce, casi una nana, y las voces, tan conjuntadas como acostumbra esta comparsa. El ritmo rompe de nuevo en flamenco, y la piconera regresa para bailar.
El pasodoble, con música de Pepito Martínez, mantiene la dinámica que la comparsa lleva exhibiendo durante décadas. Un ritmo lento muy melódico y un estilo muy particular, que los mismo puede agradar por apacible que aburrir por monótono. Las letras, a la ETA, a la muerte de tres copleros, o el típico piropo a Cádiz. Poesía pura la de Quiñones que de música no sabrá, pero a letras le ganan muy pocos.
El cuplé, de comparsa. Poco ingenio, a pesar de una buena música, que permite esperar el estribillo con más ansia: "Yo compro, yo vendo, yo cambio, vamos vecina lo que tú quieras.... anda entra chiquilla llévate algo que ya está abierto este baratillo". Acertado y al tipo el estribillo, muy alegre y bien cantado.
"Al pie de un viejo mostrador, regateando a los chiquillos, vamos tirando gracias a Dios, en este antiguo baratillo", comienza el popurrí, la pieza más fuerte de la agrupación. Por estar cantado al tipo, (muy escueto pero suficiente para representar el oficio de baratillero) y por su gran variedad musical. Se lucen las cuerdas vocales de Ramoni y se luce el Tato, gran labor la suya en el punteao.
Han pasado muchos años desde esta agrupación, pero los aficionados de la comparsa de Quiñones esperarán un estilo similar al de El Baratillo en la obra de 2011, La Corona. Otros, por contra, preferirán una renovación de la comparsa para que abandone el clasicismo que lleva por bandera. Sin duda, una de las comparsas más esperadas cada año, y así ya van más de tres décadas.
La presentación se arranca a media luz con un cante flamenco (desconozco el palo) y una piconera que comienza a hablar con uno de los baratilleros. Hoy día ya no se pueden ver a los postulantes interactuar con los miembros de las agrupaciones.
"Tengo cañas del país tostá de soles, jartitas de ronerar con los balcones", así reza la letra, la música es de una melodía muy dulce, casi una nana, y las voces, tan conjuntadas como acostumbra esta comparsa. El ritmo rompe de nuevo en flamenco, y la piconera regresa para bailar.
El pasodoble, con música de Pepito Martínez, mantiene la dinámica que la comparsa lleva exhibiendo durante décadas. Un ritmo lento muy melódico y un estilo muy particular, que los mismo puede agradar por apacible que aburrir por monótono. Las letras, a la ETA, a la muerte de tres copleros, o el típico piropo a Cádiz. Poesía pura la de Quiñones que de música no sabrá, pero a letras le ganan muy pocos.
El cuplé, de comparsa. Poco ingenio, a pesar de una buena música, que permite esperar el estribillo con más ansia: "Yo compro, yo vendo, yo cambio, vamos vecina lo que tú quieras.... anda entra chiquilla llévate algo que ya está abierto este baratillo". Acertado y al tipo el estribillo, muy alegre y bien cantado.
"Al pie de un viejo mostrador, regateando a los chiquillos, vamos tirando gracias a Dios, en este antiguo baratillo", comienza el popurrí, la pieza más fuerte de la agrupación. Por estar cantado al tipo, (muy escueto pero suficiente para representar el oficio de baratillero) y por su gran variedad musical. Se lucen las cuerdas vocales de Ramoni y se luce el Tato, gran labor la suya en el punteao.
Han pasado muchos años desde esta agrupación, pero los aficionados de la comparsa de Quiñones esperarán un estilo similar al de El Baratillo en la obra de 2011, La Corona. Otros, por contra, preferirán una renovación de la comparsa para que abandone el clasicismo que lleva por bandera. Sin duda, una de las comparsas más esperadas cada año, y así ya van más de tres décadas.
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