La chirigota de Antonio Segura y Alfonso Cortés logró colarse en la mítica final liderada por Los Borrachos. Se trata de una chirigota que no tuvo una continuidad por parte de los mismos autores en el tiempo, pero que causó un buen efecto en 1992.
Original y breve la presentación. Son cubanos que vienen con el Pirulí de Cádiz, pero que en principio parecen marcianos, porque salen a oscuras, tras una pequeña confusión con el que lleva las luminarias del teatro, todo en clave de humor. El tipo es muy colorido. Realmente son vendedores de piruletas.
Pasodobles de corte clásico y por ello muy melódicos, hermosos al fin. El primero de los que cantan en la final a la piconera, algo difícil de oír hoy en día. El segundo a "ciertos obispos de Cataluña". Canta bien el grupo, como toda buena chirigota.
Buenos también los cuplés, con un ritmo muy vertiginoso y genial también el estribillo, una especia de trabalenguas donde dejan claro que hay un pirulí que por mucho que chupe no se va a gastar, el de Telefónica.
El popurrí es mejor musicalmente. En él cuentan sus hazañas para vender las piruletas que llevan a cuestas. Al regresar a su casa llaman a la mujer Carmela, que les somete a un interrogatorio y descubre que vienen del bar. En poco más de ocho minutos usan más de una decena de músicas, bastante trabajado el popurrí.
Buena chirigota la de los habaneros piruliteros, pero están lejos del humor que el Selu consolidaba ese año. Aún así, es digno de recordar el buen gusto y la alegría de las chirigotas añejas.
Original y breve la presentación. Son cubanos que vienen con el Pirulí de Cádiz, pero que en principio parecen marcianos, porque salen a oscuras, tras una pequeña confusión con el que lleva las luminarias del teatro, todo en clave de humor. El tipo es muy colorido. Realmente son vendedores de piruletas.
Pasodobles de corte clásico y por ello muy melódicos, hermosos al fin. El primero de los que cantan en la final a la piconera, algo difícil de oír hoy en día. El segundo a "ciertos obispos de Cataluña". Canta bien el grupo, como toda buena chirigota.
Buenos también los cuplés, con un ritmo muy vertiginoso y genial también el estribillo, una especia de trabalenguas donde dejan claro que hay un pirulí que por mucho que chupe no se va a gastar, el de Telefónica.
El popurrí es mejor musicalmente. En él cuentan sus hazañas para vender las piruletas que llevan a cuestas. Al regresar a su casa llaman a la mujer Carmela, que les somete a un interrogatorio y descubre que vienen del bar. En poco más de ocho minutos usan más de una decena de músicas, bastante trabajado el popurrí.
Buena chirigota la de los habaneros piruliteros, pero están lejos del humor que el Selu consolidaba ese año. Aún así, es digno de recordar el buen gusto y la alegría de las chirigotas añejas.
1 comentario:
Amigo Ángel,
ya estas entre nuestros "Blogs de amigos carnavaleros", como nos dijiste hace tiempo en uno de nuestros post.
Un abrazo, y a seguir carnavaleando cada día del año.
Manu Jurado, "Ventolero"
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