Los Putaitas

Si en Sevilla hay una agrupación que destaca sobre el resto no es otra que la de los hermanos Alvarado, antes también la de Lolo Álvarez Seda. Hicieron historia al colarse por primera vez en una final en 2006 con "Esto es pa verlo", pero la Chirigota de Sevilla, lleva muchos años dando el cante por muchos escenarios.

Tras tocar la gloria con los ingeniosos cieguitos, la chirigota se ha mantenido al nivel de las agrupaciones más grandes del Carnaval, pero en 2008, año en el que nos centramos, vivieron un pequeño tropezón, inmerecido sin duda, pero lo cierto es que Los Putaitas no levantaron la expectación que lograron en años anteriores y posteriores.

De gamberros a lo Daniel el travieso llegaban estos putaitas, cargados de maldad y picardía. "Hoy, cambio la forma esta chirigota que emoción, por fin vienen sin ninguna deformación" reza la presentación al ritmo de Araka la Kana. Muchos puntos los que sueltan estos niñatillos, que tienen un angelito que les dice "que haga buenas acciones" y un demonio que les dice "no hay cojones".

Menos nivel tiene el pasodoble, que sin embargo tiene ese acento y ese ritmo tan propio de las agrupaciones sevillanas. Un estilo que ellos mismos han creado. Llegan con mucha humildad a Cádiz cada año, con el conjunto de voces de la comparsa que eran en 2005, preciosa melodía que levanta el bello. Las letras están un punto por debajo de la música.

Los cuplés, sin duda, son su punto fuerte. Les dijo la señorita que madurase, pero ellos le dijeron "lo siento, señorita, pero más dura no se me pone", cuentan en uno de ellos. Buen ritmo musical que desemboca siempre en un buen remate. Muy buenos detalles en el que le cantan a los alargadores de pene. Si geniales son los cuplés, aún lo es más el estribillo, repleto de ironía: "Yo tengo un abuelo alcalde, y mi padre es concejal, mi hermano inspector de hacienda y mi tío municipal, no sé de donde me vienen las ganas de putear".

Extra de poca vergüenza en el popurrí de una agrupación que este año llevará al Falla otros niños, pero en este caso, 'Los niños cantores de viena o de manolete'. El Eduardo es un gamberro de nacimiento, tiene "granadas y un tomahawk" dentro de su armario. La carcajada es continua en el público. Gran variedad musical la de estos putaítas que , si tuvieran el mundo en sus manos, colocarían un cartel de "no funciona" en los ascensores, para "que el tio del butano tuviera que subir hasta el séptimo la bombona".

Gran agrupación e inmerecido puesto el de estos putaítas. Por suerte, Cádiz ha seguido reconociendo su gran trabajo y su calidad en los años posteriores. En 2011, aspiran a repetir otro buen concurso llevando a Sevilla por bandera.