Ya que estamos en el Día Internacional contra la Violencia de Género, recordamos una comparsa que, a pesar de tener autoría masculina, reivindica el papel de la mujer en esta sociedad, aún muy denostado. Se trata de la agrupación sevillana previa a Al Fresquito, con la que la comparsa mixta rozó la gloria de la alcanzar las semifinales.
Son literatas que para poder escribir tenían que disfrazarse de hombres y así lo demuestran en su tipo, muy sencillo. En el apartado musical colabora Juanma Romero Bey, y eso se nota desde los primeros compases de la presentación, muy melódica. Dicen que, en los tiempos que corren "para poder escribirte, tengo que vestirme de hombre".
La comparsa es una crítica a nuestra sociedad, pero también al propio concurso, donde aún se anteponen la pluma y la voz de los hombres a la de las mujeres. Piropo a Cádiz en los pasodobles. Pero también, como es obvio, a la violencia de género: "Maldita sea la historia, que justifica la gloria dándole a Adán sus perdones". La música es sublime, muy acorde con las voces femeninas. La afinación es mejorable, al igual que la letra.
Los cuplés, flojillos. Aunque son muy chirigoteros. Le cantan a los cuernos que les ponen a sus novios, a su suegra (muy original éste), o al novio de un miembro de la comparsa. En el estribillo le recuerdan a Cádiz que, pese a que tienen que venir escondidas, volverán a cantarle.
"Esta sociedad hoy no comprende los proyectos de una mujer. Y yo, siendo mujer he tenido los cojones para hacer lo que haya que hacer", dice el popurrí de una agrupación que finalizó entre los últimos puestos de la clasificación, en contraste con lo que lograrían al año siguiente. Una vez más, la música está por encima del grupo y la letra. Cuentan los sacrificios que tuvieron que hacer para comportarse como hombres y cumplir su sueños de literatas.
Una comparsa humilde, pero reivindicativa y con un tipo muy original. Si bien, hasta que no se respete a la mujer en el concurso, así como en este país, no podremos verlas en lo más alto de la clasificación.
Son literatas que para poder escribir tenían que disfrazarse de hombres y así lo demuestran en su tipo, muy sencillo. En el apartado musical colabora Juanma Romero Bey, y eso se nota desde los primeros compases de la presentación, muy melódica. Dicen que, en los tiempos que corren "para poder escribirte, tengo que vestirme de hombre".
La comparsa es una crítica a nuestra sociedad, pero también al propio concurso, donde aún se anteponen la pluma y la voz de los hombres a la de las mujeres. Piropo a Cádiz en los pasodobles. Pero también, como es obvio, a la violencia de género: "Maldita sea la historia, que justifica la gloria dándole a Adán sus perdones". La música es sublime, muy acorde con las voces femeninas. La afinación es mejorable, al igual que la letra.
Los cuplés, flojillos. Aunque son muy chirigoteros. Le cantan a los cuernos que les ponen a sus novios, a su suegra (muy original éste), o al novio de un miembro de la comparsa. En el estribillo le recuerdan a Cádiz que, pese a que tienen que venir escondidas, volverán a cantarle.
"Esta sociedad hoy no comprende los proyectos de una mujer. Y yo, siendo mujer he tenido los cojones para hacer lo que haya que hacer", dice el popurrí de una agrupación que finalizó entre los últimos puestos de la clasificación, en contraste con lo que lograrían al año siguiente. Una vez más, la música está por encima del grupo y la letra. Cuentan los sacrificios que tuvieron que hacer para comportarse como hombres y cumplir su sueños de literatas.
Una comparsa humilde, pero reivindicativa y con un tipo muy original. Si bien, hasta que no se respete a la mujer en el concurso, así como en este país, no podremos verlas en lo más alto de la clasificación.
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