Desde Sanlúcar de Barrameda llegan estos comparsistas,
aunque algunos de sus componentes proceden de agrupaciones de El Puerto Santa
María. Y lo hacen con un tipo bastante creativo: un espejo roto, que refleja al
Gran Teatro Falla. El disfraz lo componen los trozos de cristal que se han
desprendido.
Desde el inicio de la presentación se percibe una afinación
correcta y una musicalidad que estará presente durante todo el repertorio. "Convertido
en mil pedazos de cristal, sólo sé reflejar esa magia que te envuelve y el
embrujo de tu historia" explican en la primera pieza.
Primer pasodoble para los niños robados, tocando el tema de
forma muy particular. Musicalmente es algo plano, le falta un toque de
originalidad que lo distinga. El segundo, con más literatura, va contra el
poder. Bien cantados los dos.
Flojean los cuplés, a una conversación de washapp y a los
fortachones de los gimnasios. El grupo no los vende bien. Mejor el estribillo:
"Si en tu balcón ves a la luna cantando coplas de alegría, es el reflejo
de su cara, espejo de nuestra bahía".
En el popurrí, muy melódico, lanzan un mensaje de optimismo
y juegan con el tipo, pero es una idea demasiado abstracta para sacarle jugo. No
obstante, va bien de contenido.
Comparsa digna la de Manuel Muñoz Lores y José Manuel Braza.
La modalidad está muy reñida, y les ha faltado un toque de chispa distintivo
para poder optar a los cuartos de final. Tienen margen de mejora.
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