sábado, 28 de agosto de 2010

De Verde Luna

Bajo la única luz de una hoguera, con un punteao haciendo un guiño al ‘Amor Brujo’ de Manuel de Falla, comienzan estos comparsistas portuenses su presentación, con una fuerza que no decae ni el día de la final, a pesar de cantar a las 6.30 de la mañana.

Haciendo una parada en el claro de un bosque, dejando que la luna reflejada en las hojas de nombre a su comparsa. “Yo se que en Cai dejo mi vida”. Luciendo unas voces donde se mezclan experiencia y juventud, estos zíngaros dirigidos por Pedro “el de los Majaras” piropean a su ciudad, a la que vienen a cantar un año más.
En los pasodobles no faltan los quejíos y sobresale la afinación. Destacar el dedicado a Martínez Ares en el primer año de su ausencia en el concurso “aunque sea con pijama que vuelva Martínez Ares”. Tampoco tiene pérdida la crítica al candidato del PP, Mariano Rajoy “tan criminal es el que mata como el que ayuda a matar". Los cuplés son pobres de letra, aunque la música sigue estando a la altura del resto del repertorio. Sin embargo, el estribillo deleita de principio a fin “porque este zíngaro está enamoraíto de este rinconcito, aunque sea de fuera”.

“Es la verde luna la luz de mi vida” derroche de voces en el popurrí, que acompañadas de la música hacen de éste un broche digno de una fantástica actuación. Es inconfundible ver a Pedro el de los Majaras sobre las tablas, gesticulando, empujando a su comparsa para cantarle a “esa gaditana con su melena al viento”. Preciosa cuarteta final: “Cádiz, sin ti no amanecería”.

Ya lo advirtieron en sus pasodobles: “¡Qué mundo más difícil este de la comparsa!”. Singular concurso el del 2004, donde los portuenses alcanzaron su primera final con letra de Jose Antonio Valdivia. Final muy criticada por la ausencia de Los Inmortales, en la que lograron un merecido cuarto premio, por detrás de Las Estaciones. Puesto máximo conseguido hasta entonces, igualado por “el Marinero en Tierra” en el 2000. Y tendrían que esperar hasta el presente año para volver a pisar el Falla el último día de concurso.


viernes, 27 de agosto de 2010

Las Gallinas corraleras

Acorraladas, Acurrucadas en un Corral Corriente. Ahora dilo tú correctamente. Así se completa el nombre de una chirigota con la que el Canijo debió pisar por primera vez una final del Falla, y no tener que esperar a que sus espermatozoides se tiñeran de gaditano. A pesar del ingenio que demostraron estas gallinas corraleras en las tablas, ganándose el calor del público, y del nivel medio que presentó la modalidad en 2002, la chirigota de Carmona no pudo colarse en una final de cinco.

Aunque sin los acordes de Tino Tovar, la presentación tiene una gran variedad musical, muy bien complementada con la letra, en la que ya se hacía referencia a los kilos del Canijo, que es el único gallo entre todas las gallinas. Un pollo que “está muy bueno, porque es un pollo relleno”. Como es habitual en este autor, todo en la chirigota está relacionado con el tipo. Un tipo por cierto bastante original, aunque sin el presupuesto que tienen las agrupaciones de hoy día.

El pasodoble pierde algo de calidad musicalmente (hay una gran diferencia con las voces que cantan ahora las letras del Canijo), pero las letras son sentidas, críticas y de bastante nivel. La que le canta a su mujer o al orgullo de “ser un cateto de pueblo”, son las más destacadas.

Pero sin duda, la pieza fuerte de estas gallinas amotinadas, que cacarean y ponen huevos, es el cuplé. Con música muy rockera, el ingenio del Canijo sale a reducir en cada letra. La dedicada a Ángel Subiela, “porque él lo vale”, es una de las más desternillantes. El cuplé es una maravilla que termina con otra carcajada en el estribillo: “no tocarnos los huevos, no seáis más cochinos, Avecrén, asesino”.

En el popurrí, las gallinas vuelven a rebelarse contra Magic y contra aquellos que le echan pollo al puchero. Cada cuarteta, al tipo, levanta el aplauso del respetable. Al final, consiguen romper la alambrada de su granja y quedar libres “como el Kiko sin equipo y con la carta de libertad” o “el Bin Laden en Afganistán”.

La última cuarteta, como no puede ser de otro modo en el de Carmona, a Cádiz y al Carnaval. “Contigo aprendí a reír cuando no tengo dinero y a llorar cuando te estoy cantando a ti”. Un cajonazo sin duda esta chirigota, que si hubiera pisado el Falla con el grupo que tiene hoy día, de seguro se hubiera colado en la final (el concurso no era tan abierto entonces como ahora).


martes, 24 de agosto de 2010

Doble o Nada

José Antonio Vera Luque ha recibido por fin este año el primer premio que tantos años se ha merecido en chirigotas. Sin embargo, no es la primera vez que el autor toca la gloria en el carnaval. Vera Luque sumó, desde 1.998 a 2.000, una trilogía de primeros premios en la modalidad de cuarteto. El último de ello, Doble o Nada, un concurso en el que la risa estaba asegurada.

Sin la presencia del propio autor, Germán García, el Batidora y el gran Selu Piluestán (magnífico en el papel de presentador), protagonizan este concurso cuartetero. Visto los componentes, poco hay que decir de la interpretación, llena de golpes de humor y con un desparpajo difícil de alcanzar.

En la parodia que interpretan en la final, se enfrentan, el Telera, un hombre entrado en carnes que tiene un problema de anorexia porque “me miro al espejo y me veo gordo”, y a Venancio Campillo, un manco al que a veces “hay que echarle una mano”. El punto fuerte de la pieza son las “preguntas rápidas”, en las que el Telera acierta todas las cuestiones que Selu, el presentador, lee a velocidad incalculable. El regidor, pizarra en mano, da mayor credibilidad al concurso.

En los cuplés, se deja notar el humor ácido, en ocasiones, de Vera Luque. Hacen una dura crítica, por ejemplo, a aquellos que ese mismo año abuchearon a Martínez Ares durante una actuación de La milagrosa. Con más crítica que humor, el cuplé acaba con un buen estribillo: “mira, mira, mira, agarra de la palanca, y tira”.

En el tema libre, pieza fuerte del cuarteto, continúa el concurso, y los dos protagonistas han de ir descartando una serie de regalos. El Batidora juega mucho con el instrumento al que sabe imitar con mucho arte. Entre descarte y descarte, pequeñas piezas musicales que siempre acaban en carcajada. Se ganan al público que se sabe de memoria algunos pasajes del repertorio.


El último descarte es la batidora, con la que pierdan “esta auténtica bajilla”, con b, porque lo que aparece es una persona minúscula por el escenario. Finalmente, el Telera y Venancio, que sacan todo el juego posible a un tipo que realmente no es tan original, se quedan con el claxon, que tiene como premio un coche…. Pero de capota para pasear al niño.


Buen cuarteto sin duda, tanto el texto, bastante complejo a ratos, como la interpretación de los ejecutantes, siempre en clave de humor. Un cuarteto que compitió sólo en la final de 2.000 y que no pasó a los anales de la historia. El último antes de que Vera Luque decidiera emprender su difícil periplo por la modalidad de chirigotas.



sábado, 21 de agosto de 2010

Los Valientes

A gritos del público de “¡Vivan los novios”! comienzan estos valientes su repertorio. A las puertas de la Iglesia del Carmen, enchaquetados, con corbata hasta los pies, estos novios esperan la llegada de su novia, que se casan dentro de media hora. No falta el detalle del escudo del Cádiz, distintivo propio de la chirigota del Sheriff, sobre la solapa de la chaqueta.
Relatando la mañana del día de su boda comienzan la presentación. Casi se degollan al afeitarse, con sobredosis de valeriana, haciendo recuento de invitados…todo con muy buena interpretación, mostrando los nervios propios de la cita. “Que se entere el mundo entero que me caso enamorao…y que en la farmacia del love venden condones picaos”. Con esta maravilla de afinación, letra y voces, ¿qué novia iba a resistírseles?

La música cobra protagonismo en los pasodobles, que son una obra de arte. Alternan en los pases un pasodoble emotivo con uno de crítica. Todos cantados con un sentimiento y una fuerza que no deja sitio a desafinaciones. Merece especial mención “Loquito por verte a mi vera”, cantado en preliminares, donde expresan su amor por su novia: “que tan solo con mirarla, va robando corazones”; o bien “Como el que recoge” donde reclaman el derecho sobre los hijos de un padre separado. Similar temática a la de otro pasodoble cantado anteriormente en la final, en voz de Las Estaciones. Muy buenos cuplés, donde la interactuación con el público no falta. El estribillo quizá algo más flojo, aunque es coreado por el respetable “y que nadie se vaya cuando corte la corbata”.

“Miro el reloj y todavía no ha llegao”...comienzan el popurrí lamentándose porque la novia aún no ha aparecido. Derrochan simpatía, pese a que se llegan a tocar temas tópicos, como la pérdida de los anillos, sin duda es la pieza clave del repertorio. No falta la tradicional pelea de los novios a la hora de elegir invitados, tampoco la guerra de arroz, el toque a su suegra, a la que quieren mucho, pero “que cumpla uno más”… Terminan con una cuarteta de esas que el vello levanta, “que repiquen las campanas, que viene la niña que me ha robado el corazón”...una preciosidad. Al final llega su novia, se abren las puertas de la iglesia, y con el redoble de campanas se cierra el telón. Merecido tercer premio, por detrás de “Lo que diga mi mujer” y “No somos nadie”, estos valientes hicieron justicia a su nombre.


viernes, 20 de agosto de 2010

Los Soldaditos

Volvemos atrás en el tiempo para hablar de un clásico de las comparsas. Martínez Ares dijo, en sus memorias publicadas en Diario de Cádiz, que era una de sus comparsas favoritas en toda la historia del Carnaval. Y, más allá del dato, lo cierto es que Soldaditos tiene ciertos matices (que no todos), que tendrán las comparsas de “el niño” sólo unos años más tarde. Francisco Villegas y José Luis Bustelo, fueron los autores que trajeron en 1989 esta inolvidable comparsa.

Soldaditos tiene una de las presentaciones más cortas que pueden oírse en una comparsa puntera, pero no por ello está exenta de calidad. “Soldado de cai, que canta si hay, gaditanos nuestros”. La puesta en escena es muy original, cada componente con un tambor a cuestas. El tipo, sobrio pero colorido a su vez. Recuerda a ratos, al de la comparsa El Brujo de 1995.

El pasodoble, al tener música de Bustelo, no puede ser sino una maravilla. Atrapan sus cambios de ritmo y el grupo, que canta bajito y sin estridencias. Las letras tampoco se quedan atrás: reivindicativas a veces como en “yo presumo de ser andaluz”, y otras dedicadas a Cádiz, como la que reza “nadie me puede negar, que en tus aguas está la mágia, y en tu orilla está la arena, hospitalaria”.

Los cuplés, a pesar de tener un ritmo muy chirigotero, mantienen el nivel del repertorio pero no terminan de tener mucho ingenio. Sí lo tiene, sin embargo, el estribillo, con una pequeña coreografía incluida: “Yo soy tu soldadito de Carnaval”. El nivel musical, insisto, es máximo en todas las piezas.

Un nivel que se incrementa, más si cabe, en el popurrí. Una obra maestra de ocho minutos. Un popurrí que le impidió, no obstante, alzarse con el primer premio (ese año estaban los hermanos Alcántara con Nos quedamos de piedra).Norberto Iglesias y su grupo tuvo que conformarse con un tercero finalmente.

“Quién será será que de día baila con la ropa tendría, quién será será que levanta tanta arena”. Las letras son muy gaditanas en cada cuarteta, muy bien interpretadas por la agrupación. Una de las grandes comparsas de la historia, una pequeña joya que quedará para siempre en la memoria colectiva de los carnavaleros.



sábado, 14 de agosto de 2010

La arena; leyenda de un navegante

Con camisas, chalecos, pantalones y tricornios llenos de arena se presentan estos navegantes del siglo XVIII que al conocer Cádiz se enamoran tanto que nunca más volverán a la mar para convertirse por siempre en arena. Este grupo, de nueva formación, llegaba desde Algeciras directos al Falla con un interesante tipo y con un conjunto de voces a veces colosal, a veces desmedido.

Con letra y música de Manuel Antonio Calderón traen una presentación cargada de fuerza e interpretación simulando, alegóricamente, la arena gaditana. Al fondo, las siluetas de los barcos veleros que atrás han dejado ya. Ahora se encuentran envueltos en estrellas de mar, algas y caracolas. El juego de voces magnífico aunque pueda sonar gritado.

En los pasodobles, sin embargo, defienden los altos con más delicadeza lo que, junto a una comprometida letra y una música agradable, llegan a erizar el vello. Homenaje a Enrique Villegas en uno de ellos o las vivencias de una madre que cuidando a su hijo tras sufrir éste un accidente de coche, vuelven a nacer los dos. Además, una pareja de abuelos recuerdan su vida aunque uno de ellos sufre Alzheimer.

Mientras en los cuples, cuentan historias y anécdotas haciendo tipo: los veraneantes pasan un día en la playa y aprovechan la ocasión para hacerles jugarretas con tal de que se marchen. Otros menos conseguidos, al día de la Paz y a los rumores en el carnaval. En el estribillo, rematado con el "comprendes mi niña, comprendes al fin, que yo me desmorone por ti" explican las razones por las que han abandonado su singladura.

Para terminar, lo más completo de esta comparsa. Un popurrí de fabulosas cuartetas en las que, incluso, introducen una flauta travesera y un clarinete. Sólos de percusión y coros de voces que arrancan el aplauso del público para contar historias que han vivido siendo arena. Hasta cuartos de final llegaron estos comparsistas que, si hubieran cuidado algo más los contraaltos, podrían haber lucido mucho más. Aún así, emocionan.



viernes, 13 de agosto de 2010

El Cielo de Cádiz

Decir “año 1998” es decir “Los piratas de Martínez Ares”… pero ese mismo año Tino Tovar nos trajo una comparsa que se quedó a sólo 3 puntos de esos míticos bucaneros de La Invencible. Y es que era una comparsa angelical, y nunca mejor dicho: un grupo de angelitos liderados por un joven Jesús Bienvenido irrumpía con sus dos alitas y sus coloretes para traernos El Cielo de Cádiz.

Cantando sobre algodones, con su tacita de plata al fondo (su cielo particular), estos angelitos comenzaban a cappella su presentación. A modo de coro celestial, dando las buenas noches, consiguen llenar todo el escenario a pesar de quedar inaudibles caja, bombo y guitarras, quienes recobran su protagonismo al final de la presentación. Pese a la solemnidad de sus voces, la afinación resalta por encima de la letra, sin llegar a perder ese estilo desenfadado que les caracteriza.

Los pasodobles comienzan como viene siendo habitual en este grupo, con su pito de caña. Temas variados, letras no demasiado duras, pero muy aplaudidas por el respetable. A destacar, “en sus pasajes la Biblia” donde alaban la creación de la mujer “para ir comprendiendo que es un privilegio que esta maravilla viva a nuestro lado” o bien “pregunta a veces la gente” donde explican el porqué de sus dos coloretes. Precioso. La música parece ir meciendo unas voces que invitan a creer que verdaderamente estamos ante los ángeles.
Mostrando su lado más candoroso, comienzan los cuplés, pero terminan haciéndolo “más de Cai”. Muy simpáticos, a destacar el estribillo, coreado por todo el teatro: “Cuando veo a mi angelita, como no tenemos sexo , pa enrollarnos yo le digo: ¡Angelita! Vamo a rozarnos las dos alitas”. Estribillo que será recordado años más tarde con los Ángeles Caídos, en otro tono ‘menos angelical’.

El popurrí en la línea del resto del repertorio: una maravilla. Combinan excelente música con una afinación de categoría; ritmos y letras pegadizas también tienen su protagonismo. Tras La Botica y Los callejeros, era el tercer año de participación en la modalidad de adultos de este grupo, y quizás sin ese “Con permiso buenas tardes”, Tino no hubiera tenido que esperar dos años más para conseguir un primero.

jueves, 12 de agosto de 2010

Los Rebañaores de Ollas de Menudo

Leído el nombre, poco más hay que decir del tipo. Estos señores van de gordos, de lambuzos de todas las edades y clases sociales (del garrulo al ricachón). En una semana en la que el Yuyu ha anunciado que no saldrá el año que viene, porque necesita descansar y “porque estoy harto de tanta mierda en el Canaval”, repasamos una de sus chirigotas más olvidadas. “Me lo como to, lo mismo el jamón serrano que el pellejo del salchichón”, así comienza la presentación. A estos gorditos, con una talla 202, no les importa comer, cuando están esmallaos, “un perrito caliente que dos gatitos templaos”.

El pasodoble, como es habitual en las chirigotas del Yuyu y Sánchez Reyes, es el punto fuerte de estos rebañaores. Le cantan a su hijo, que quiere ser futbolista pero no para de comer o los animales de los documentales. Mucho ingenio el de la chirigota, pero aún no llegan al surrealismo que alcanzarían años después con Tampax Goyescas o los Rockeros de la Puebla.

Los cuplés de esta chirigota que se quedó en semifinales, sin llegar a sacar la carcajada, son alegres, predominando el bastinazo. Las música es muy chirigotera, bastante clásica pero siempre con el estilo del Yuyu. El estribillo es otro gran punto: “Tengo un cuerpo danone, como ustedes veréis, tengo un cuerpo Danone, pero en cajas de seis”.

El popurrí vuelve a bajar un poco el nivel. Lo mejor, el inicio. Con música de Félix Rodríguez de la Fuente, se oye un aullido y el Yuyu dice “El Lobo, qué buen turrón”. A partir de ahí, con ciertos altibajos, los gorditos cuentan sus hazañas, tanto en tareas de condumio, como en sus misiones acostados en el sofá.

La chirigota no está a la altura de las que han sacado estos autores a lo largo de los años. Pero aún así dejan una agradable sensación en el espectador y probablemente otro año se hubieran metido en la final (en 1.999 estaban Los Yesterday y Los Pofesionales). Se echarán mucho de menos las coplas de estos chirigoteros cuando se acerque el Carnaval.

lunes, 9 de agosto de 2010

Los Comediantes

"Mirad, mirad, aquí vamos a parar, qué buen sitio pa actuar” .Así se presentaba, con música del jorobado de Notre Dame, el coro Los Comediantes Nandi Migueles. Un coro lleno de color y alegría, como nos tiene acostumbrado el llamado coro de los niños. Se trata del último primer premio de la modalidad, en 2006, antes de que Julio Pardo monopolizara el máximo galardón durante tres años consecutivos.

La presentación es totalmente espectacular. El jolgorio se cuece más en el patio de butacas del teatro que en el propio escenario. Y es que, siempre al ritmo de un época en la que se desenvolvían esta especie de juglares, el teatro se llena de toda una pléyade de saltimbanquis, zancudos y bufones que bañan al espectador en papelillos.

Los tangos son también muy acertados. Más en letra que en música, que tiene un toque clásico, pero es de un gran nivel. Al tango o a los ilustres del carnaval, le cantan estos comediantes. Los cuplés tienen su gracia, y la música es simpática. En el estribillo, hacen un repaso de los tipos que ha traído el coro hasta el Falla en un trabalenguas que “si te lo aprendes, un comediante también serás”.

Simpático repertorio que tiene su culmen con el popurrí, sin duda la pieza fuerte de este coro. En él, se abre el telón del teatro de títeres que, durante toda la actuación, no parecía más que un humilde forillo. Entonces comienza un repaso a la historia de Cádiz, con unos títeres muy divertidos, algunos con parecidos razonables a personajes gaditanos. “Con la bomba al fanfarrón, Napoleón no nos pudo conquistar, y así la constitución de Cádiz se firmó”, reza una de las cuartetas.

El repertorio musical del popurrí es magnífico, muy variado, alegre y original. El estilo es parecido a la piaza final que trajo el coro este año con Las Reinas del Pópulo. Y aunque el espectador esté más pendiente de los títeres que de otra cosa, la letra también tiene un gran nivel. Gran coro el de Los Comediantes, que rompió con el estereotipo del coro aburrido, clásico y poco chistoso.


sábado, 7 de agosto de 2010

Los Doctores Jekyll

Con un marcado ritmo chirigotero, vigente a lo largo de toda la actuación, se presentó la chirigota del Love en el 2005: los doctores Jeckyll y Mr. Hyde , logrando un tercer premio por detrás de grandes chirigotas como Soltero y sin compropiso o Los que salimos por gusto.

Estos atípicos estudiantes de medicina, dedicados a la investigación, relatan en su presentación cómo han llegado a convertirse en el doctor Jeckyll y el problemilla de doble personalidad que poseen, transformándose en Mr. Hyde. Y es que son buenos de día y malos de noche.
Ataviados con capa, bastón y sombrero de copa, aludiendo quizás al tipo de los inmortales del año anterior, piden perdón por las maldades de ‘su otro yo’ y comienzan los pasodobles.
Variada temática, expuesta según la personalidad que adquieran en el momento: a la guerra, al aficionado, a la plaza de las flores e incluso la boda real. Refinados e intachables con su sombrero bien puesto hasta que Mr. Hyde se despierta y, ya despeinados y sin capa ni sombrero, continúan con la actuación. Muestran dos puntos de vista contrapuestos, uno correcto, el otro sin pelos en la lengua. Entre pasodoble y pasodoble intercalan una pequeña copla "Pero yo soy noble, y ahora mismo para desquitarme me pongo a cantarles otro pasodoble..."

Terminados los pasodobles, un pequeño tanguillo da paso a los cuplés con los que logran que el público se entregue y coree el estribillo: yo no soy el doctor Jeckyll ni tampoco Mr. Hyde, mi padre se llama Paco mi madre Pepi y yo soy de Cai.

Avisando de que puede que Mr. Hyde aparezca de cuando en cuando, comienzan el popurrí donde continúan esos intervalos de cambio de personalidad. Piden perdón por no saber controlar a su otro yo, con quien llevan, dicen , más de cuarenta años debido a una poción que se tomaron. Muy buenas cuartetas donde se suceden las transformaciones, y dejan claro que sus esposas prefieren a Mr. Hyde…
"Calla, calla, calla, calla, calla y vámonos..." el doctor Jeckyll se quiere marchar con ese monstruo que lleva dentro, mientras tanto Mr.Hyde se quiere quedar disfrutando del carnaval. Y así, con este careo de personalidades bordan el popurrí estos chirigoteros. Sin duda, no es la mejor chirigota con la que han concursado, pero al igual que con en el resto, dejan patente su estilo chirigotero, y el arte con el que bordan la interpretación un año más.