Bajo la única luz de una hoguera, con un punteao haciendo un guiño al ‘Amor Brujo’ de Manuel de Falla, comienzan estos comparsistas portuenses su presentación, con una fuerza que no decae ni el día de la final, a pesar de cantar a las 6.30 de la mañana.
Haciendo una parada en el claro de un bosque, dejando que la luna reflejada en las hojas de nombre a su comparsa. “Yo se que en Cai dejo mi vida”. Luciendo unas voces donde se mezclan experiencia y juventud, estos zíngaros dirigidos por Pedro “el de los Majaras” piropean a su ciudad, a la que vienen a cantar un año más.
En los pasodobles no faltan los quejíos y sobresale la afinación. Destacar el dedicado a Martínez Ares en el primer año de su ausencia en el concurso “aunque sea con pijama que vuelva Martínez Ares”. Tampoco tiene pérdida la crítica al candidato del PP, Mariano Rajoy “tan criminal es el que mata como el que ayuda a matar". Los cuplés son pobres de letra, aunque la música sigue estando a la altura del resto del repertorio. Sin embargo, el estribillo deleita de principio a fin “porque este zíngaro está enamoraíto de este rinconcito, aunque sea de fuera”.
“Es la verde luna la luz de mi vida” derroche de voces en el popurrí, que acompañadas de la música hacen de éste un broche digno de una fantástica actuación. Es inconfundible ver a Pedro el de los Majaras sobre las tablas, gesticulando, empujando a su comparsa para cantarle a “esa gaditana con su melena al viento”. Preciosa cuarteta final: “Cádiz, sin ti no amanecería”.
Ya lo advirtieron en sus pasodobles: “¡Qué mundo más difícil este de la comparsa!”. Singular concurso el del 2004, donde los portuenses alcanzaron su primera final con letra de Jose Antonio Valdivia. Final muy criticada por la ausencia de Los Inmortales, en la que lograron un merecido cuarto premio, por detrás de Las Estaciones. Puesto máximo conseguido hasta entonces, igualado por “el Marinero en Tierra” en el 2000. Y tendrían que esperar hasta el presente año para volver a pisar el Falla el último día de concurso.