martes, 24 de agosto de 2010

Doble o Nada

José Antonio Vera Luque ha recibido por fin este año el primer premio que tantos años se ha merecido en chirigotas. Sin embargo, no es la primera vez que el autor toca la gloria en el carnaval. Vera Luque sumó, desde 1.998 a 2.000, una trilogía de primeros premios en la modalidad de cuarteto. El último de ello, Doble o Nada, un concurso en el que la risa estaba asegurada.

Sin la presencia del propio autor, Germán García, el Batidora y el gran Selu Piluestán (magnífico en el papel de presentador), protagonizan este concurso cuartetero. Visto los componentes, poco hay que decir de la interpretación, llena de golpes de humor y con un desparpajo difícil de alcanzar.

En la parodia que interpretan en la final, se enfrentan, el Telera, un hombre entrado en carnes que tiene un problema de anorexia porque “me miro al espejo y me veo gordo”, y a Venancio Campillo, un manco al que a veces “hay que echarle una mano”. El punto fuerte de la pieza son las “preguntas rápidas”, en las que el Telera acierta todas las cuestiones que Selu, el presentador, lee a velocidad incalculable. El regidor, pizarra en mano, da mayor credibilidad al concurso.

En los cuplés, se deja notar el humor ácido, en ocasiones, de Vera Luque. Hacen una dura crítica, por ejemplo, a aquellos que ese mismo año abuchearon a Martínez Ares durante una actuación de La milagrosa. Con más crítica que humor, el cuplé acaba con un buen estribillo: “mira, mira, mira, agarra de la palanca, y tira”.

En el tema libre, pieza fuerte del cuarteto, continúa el concurso, y los dos protagonistas han de ir descartando una serie de regalos. El Batidora juega mucho con el instrumento al que sabe imitar con mucho arte. Entre descarte y descarte, pequeñas piezas musicales que siempre acaban en carcajada. Se ganan al público que se sabe de memoria algunos pasajes del repertorio.


El último descarte es la batidora, con la que pierdan “esta auténtica bajilla”, con b, porque lo que aparece es una persona minúscula por el escenario. Finalmente, el Telera y Venancio, que sacan todo el juego posible a un tipo que realmente no es tan original, se quedan con el claxon, que tiene como premio un coche…. Pero de capota para pasear al niño.


Buen cuarteto sin duda, tanto el texto, bastante complejo a ratos, como la interpretación de los ejecutantes, siempre en clave de humor. Un cuarteto que compitió sólo en la final de 2.000 y que no pasó a los anales de la historia. El último antes de que Vera Luque decidiera emprender su difícil periplo por la modalidad de chirigotas.



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