El cuarteto de los hermanos Romero Castellón vuelve al Falla
tras un año de descanso en la modalidad. Y lo hacen a lo grande, con un
repertorio que, de momento, ha igualado el pase a cuartos de 'En cai hay que
morir' y 'Costa tacita'.
En esta ocasión, los jóvenes autores nos presentan a cuatro
personajes muy particulares: El lerele, un tipo muy flamenco que rezuma alegría;
el Veleta, un hombre que añora lo añejo de cai cai, Casimiro, el ciego, y José,
el barman. Los cuatro están en la barra del bar El Cañón, con sus
conversaciones diarias.
Grandes puntos desde el inicio de las parodias, con un ritmo
frenético. Le sacan mucho jugo al ciego, quizás demasiado. Suplen las carencias
del texto con una exhibición de arte y poca vergüenza. En cuartos de final,
Casimiro encuentra un paquete de hachís y la policía vienen a inspeccionar el
bar, enriqueciendo un argumento que en preliminares se quedó algo corto. Antes
de finalizar cada pieza, además, cantan con muy buen gusto.
Mantienen el nivel en los cuplés, que dedican a temas como
la crisis, Rajoy o a Sor María. Buenos todos."Métete en nuestro bar y bebe
lo que quieras hasta ponerte morao. Pero si bebes para olvidar, paga por
adelantao" dicen en el estribillo.
En el tema libre continúan de nuevo los golpes de humor. En
preliminares lo hacen a modo de popurrí, con una cuarteta en la que El lerele
logra levantar el teatro mediante un chiste a ritmo de bulerías. Repiten el
gag, con otro chiste, en la ronda de cuartos. Arte puro el suyo.
Tienen tablas, capacidad de improvisación, un texto
aceptable y encima cantan bien. Estos jóvenes cuarteteros pueden llegar muy
lejos en el concurso. Si les dan la posibilidad de estar en semifinales, y
mantienen el nivel, podrían colarse incluso en la final.